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Operación de fimosis, cuándo es recomendable realizarla

La fimosis es la estrechez del orificio del prepucio que impide que la piel se retraiga hacia atrás y deje el glande al descubierto. En los recién nacidos la fimosis es fisiológica, ya que el prepucio y el glande están adheridos desde el nacimiento. Entre los 3 y 5 años el acúmulo de restos epiteliales, denominado esmegma, el crecimiento del pene y las erecciones naturales producen la dilatación progresiva del prepucio lo que permite su retracción.

En el 80% de los niños de 4 años el prepucio desciende totalmente, y a los 16 años solo el 1% de los varones presenta fimosis. Debido a que en general la fimosis se resuelva con el paso del tiempo de forma natural, es recomendable no hacer nada. Solo se debe cuidar la higiene local retrayendo la piel del prepucio poco a poco y sin forzar. Es importante evitar su retracción traumática, ya que resulta dolorosa y puede causar heridas y provocar la aparición de cicatrices, lo que puede llevar a empeorar la situación.

Si la fimosis no desaparece de forma natural puede llevar a complicaciones que incluyen dolor y abultamiento del prepucio al orinar, infecciones de orina, infecciones de pene o balanopostitis, parafimosis, que se produce cuando el prepucio está retraído por detrás del glande y no puede volver a su posición inicial, o coitos dolorosos más adelante.

La edad, el estado de salud y la gravedad de la fimosis determinarán el tratamiento a seguir, aunque la primera opción suele ser la aplicación de una crema con corticoides de potencia media. Se ha visto que su aplicación local durante cuatro semanas consigue resolver la fimosis en más del 85% de los casos. Sin embargo, cuando la pomada no consigue que el prepucio se dilate es recomendable operar de fimosis.

La intervención de fimosis se denomina circuncisión y consiste en la extirpación quirúrgica parcial o total de la piel prepucial sobrante, con anestesia general o local, en función de la edad del niño. Si la fimosis es leve es suficiente realizar una extirpación parcial mediante un corte longitudinal sobre el anillo de piel del prepucio. La circuncisión total comporta la resección integral del prepucio dejando 1-2 mm de mucosa adyacente al surco balano-prepucial para realizar los puntos de sutura. En general la intervención suele tener pocas complicaciones, que incluyen el edema prepucial, hematoma, sangrado postoperatorio, infección de la herida o lesión uretral, entre otros.

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