La irrupción de la COVID-19 en nuestras vidas ha supuesto grandes cambios de hábitos y de rutinas. Primero, el confinamiento causó una gran incertidumbre e hizo que muchas personas experimentaran sentimientos de irritabilidad, enfado, ansiedad, miedo o tristeza. Sin embargo, después de vivir durante varias semanas encerrados en casa, esta se convirtió en un refugio seguro y, en consecuencia, la salida al exterior también puede llevar asociados problemas emocionales.

En la situación de “nueva normalidad” la mayoría de las personas pueden experimentar un repunte de estrés emocional, con miedo a estar en lugares públicos debido a que el peligro de contagio por el coronavirus sigue presente, o presentar tristeza o ansiedad ante la incertidumbre, la pérdida de seres queridos o las dificultades económicas o laborales. Este estrés en algunas personas incluso puede causar reacciones fisiológicas como taquicardias, dificultad para respirar, migrañas, alteraciones gastrointestinales o insomnio.

Para reducir el estrés emocional asociado a los cambios que la “nueva normalidad” supone a los hábitos de vida es importante aprender a gestionar las emociones. Esto se puede conseguir con una serie de pautas entre las que se incluyen entender y aceptar la situación que se está viviendo, ajustar las expectativas al momento actual, ser flexibles y creativos, establecer nuevos hábitos, aprovechar nuestras capacidades y fortalezas y centrarnos en los aspectos positivos de la nueva situación.

Además, es importante tener en cuenta las recomendaciones de las autoridades sanitarias y estar bien informado a través de fuentes oficiales, aunque evitando la sobreinformación. También es recomendable retomar un estilo de vida ordenado y saludable, mediante hábitos de alimentación saludables, horarios de sueño regulares y con la práctica de actividad física. Asimismo, hablar de nuestros sentimientos es una actividad positiva para la salud mental, por lo tanto, potenciar las relaciones y la comunicación con nuestra red social y familiar puede servir para compartir experiencias y exteriorizar nuestros miedos y preocupaciones.