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Niños noctámbulos: aprender a convivir con el trastorno del sueño desde pequeños
Los trastornos del sueño son relativamente frecuentes durante la infancia, y en la mayoría de los casos desaparecen con el paso del tiempo. Las alteraciones del sueño más frecuentes en niños son las parasomnias, que se caracterizan por episodios motores que se dan entre las fases de vigilia y sueño profundo y que no necesariamente despiertan a quien las padece.
El noctambulismo o sonambulismo es la parasomnia más frecuente, con una prevalencia del 15% al 40% en menores con una edad comprendida entre los 3 y 15 años, y consiste en la deambulación nocturna e inconsciente no estereotipada. Este trastorno tiene un componente genético, así que es más frecuente en niños con antecedentes familiares de sonambulismo.
Los episodios sonámbulos suelen tener lugar aproximadamente a las tres o cuatro horas de haberse acostado y en ellos el pequeño presenta los ojos abiertos y puede llegar a realizar actos más o menos complejos, como levantarse de la cama, desvestirse o ir al baño para lavarse las manos, a pesar de permanecer profundamente dormido. Una vez terminado el episodio sigue durmiendo y al despertarse no recuerda nada.
Aunque se desconocen las causas exactas que provocan el sonambulismo, se ha visto que determinadas conductas o factores pueden propiciarlo, como la privación de sueño, el estrés, la fiebre, los horarios de sueño irregulares, dormir con la vejiga llena, padecer el síndrome de apnea del sueño o algunos fármacos.
Se debe tener en cuenta que, aunque el sonambulismo no comporta ningún riesgo para la salud, conlleva riesgo de accidentes y por lo tanto puede ser recomendable tomar medidas de seguridad, como cerrar puertas y ventanas o despejar la habitación de objetos o muebles con los que se pueda tropezar, para evitar que la persona noctámbula se haga daño. Cuando se encuentre al noctámbulo fuera de la habitación lo mejor es intentar que vuelva a la cama hablándole tranquilamente sin despertarle.
Para ayudar a prevenir el sonambulismo es necesario que el niño tenga hábitos de sueño saludables, duerma suficientes horas, mantenga las siestas si lo necesita, tenga un horario de sueño regular, evite la cafeína, sobre todo antes de acostarse, evite beber demasiado durante la noche y orine antes de acostarse. Aunque este trastorno es benigno y no requiere ningún tratamiento, es recomendable informar al pediatra cuando se empiecen a dar episodios.
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