El objetivo principal de la vacunación es prevenir el COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, además de disminuir su gravedad y mortalidad. Asimismo, la vacunación permite proteger a cada persona vacunada pero también al resto de la población y en especial a los grupos más vulnerables, al disminuir el riesgo de contagio y reducir la carga vírica. Según datos del Ministerio de Sanidad, en España las personas no vacunadas tienen un riesgo tres veces mayor de contagio que las que han recibido la pauta completa de vacunación. Además, las personas mayores de 60 años no vacunadas tienen un riesgo 25 veces mayor de morir.

En España, alrededor del 90% de la población con al menos 12 años está vacunada con la pauta completa, lo que representa el 79,2% de la población total. Esto hace que España sea uno de los países líderes en vacunación en todo el mundo y el cuarto país con mayor porcentaje de población vacunada de Europa, solo por detrás de Portugal, Malta e Islandia. Por el contrario, países como Alemania, Austria o Grecia presentan tasas de vacunación menores al 70%, y otros como Croacia o Rusia incluso menores al 50%.

Estas bajas tasas de vacunación han llevado a un aumento importante en el número de contagios y muertes desde mediados del mes de octubre, lo que ha situado a Europa en el epicentro de la pandemia. Esto ha llevado a numerosos países a establecer o plantear implementar nuevos confinamientos y restricciones con el foco en los no vacunados, tomando medidas para limitar al máximo sus actividades sociales, e incluso considerar la posibilidad de hacer que la vacuna sea obligatoria.

La elevada cobertura de la vacunación, junto con el uso de la mascarilla y posiblemente otros factores como el clima, han permitido que en España se haya mantenido la tasa de incidencia de COVID-19 muy por debajo de la media europea. Aun así, en las últimas semanas se ha detectado un repunte en el número de casos y un ligero aumento en el número de personas hospitalizadas y en la UCI, el 60% de las cuales no están vacunadas. Esto ha llevado a algunas comunidades, como Cataluña, Aragón, Baleares, Murcia, Navarra o Galicia, a implementar medidas como el pasaporte COVID para realizar algunas actividades, con el objetivo de intentar frenar esta nueva ola.