La vacunación contra el COVID-19 está ayudando a prevenir el contagio de la enfermedad y a reducir la gravedad de los síntomas y la tasa de mortalidad. Las vacunas contra el COVID-19 han mostrado ser seguras y efectivas, sin embargo, como cualquier otra vacuna, pueden producir efectos secundarios, que en la mayoría de los casos son leves y desaparecen en pocos días. Desde el inicio de la vacunación, las agencias reguladoras han seguido programas de farmacovigilancia para hacer un seguimiento estrecho de las vacunas y las reacciones adversas asociadas. 

Según el 5º Informe de Farmacovigilancia sobre vacunas COVID-19, hasta el 25 de abril de 2021 en España se han administrado más de 14,29 millones de dosis de vacunas y se han notificado 17.297 acontecimientos adversos. Los más frecuentemente han sido los trastornos generales, como la fiebre y el dolor en la zona de vacunación, los del sistema nervioso, como la cefalea y los mareos, y del sistema musculoesquelético, como la mialgia y la artralgia. Además, las distintas vacunas pueden provocar otras reacciones adversas menos frecuentes.

La vacuna de Pfizer/BioNtech puede causar erupción cutánea y prurito como reacciones adversas poco frecuentes y urticaria y angioedema con una frecuencia rara, así como una posible inflamación localizada en personas que previamente hayan recibido inyecciones de relleno en la cara.

La vacuna de AstraZeneca tiene como posible reacción adversa la aparición de trombosis acompañada de trombocitopenia en senos venosos cerebrales y venas esplánicas. Su frecuencia de aparición es muy rara, dentro de los 14 días siguientes a la vacunación y suele ocurrir en menores de 60 años. Otra reacción adversa de nueva aparición es la trombocitopenia aislada, posiblemente asociada con la aparición de síndrome de fuga capilar.

La vacuna de Janssen también puede producir muy raramente trombosis en senos venosos cerebrales y venas esplácnicas acompañada de trombocitopenia. Su aparición en los casos notificados se presentó dentro de los 21 días tras recibir la vacuna y en la mayoría de los casos en mujeres menores de 60 años.

Es recomendable acudir al médico si la irritación o sensibilidad en la zona de la inyección empeoran pasadas las 24 horas o si los efectos secundarios preocupan o parecen no estar desapareciendo al cabo de algunos días.

Además, es necesario buscar atención médica inmediata en caso de signos de trombosis, que se pueden manifestar como dificultad para respirar, dolor torácico o abdominal persistente, hinchazón en las piernas, dolor de cabeza intenso o persistente, visión borrosa, o hematomas o petequias más allá del lugar de la vacunación y que aparecen después de varios días.