Con la llegada de las fiestas navideñas llegan también los productos típicos de la Navidad, además de las innumerables fiestas y cenas de empresa o con amigos y familiares. Es habitual que estas celebraciones consten de una gran cantidad de platos cargados de grasas, altamente calóricos, ricos en azúcares y acompañados por bebidas alcohólicas. Todo esto supone un exceso alimenticio que se traduce un aumento de peso promedio de entre dos y cuatro quilos por español, y en un mayor riesgo de eventos cardiovasculares. Según un estudio, en el periodo comprendido entre el 25 de diciembre y el 7 de enero aumentan un 4,2% las muertes por accidente cardiovascular fuera de los hospitales.

La Fundación Española del Corazón aconseja controlar el colesterol y ser consciente de las conductas navideñas que pueden aumentar sus niveles, como el exceso de comidas ricas en grasas. Además, pone de relieve los riesgos cardiovasculares del consumo excesivo de alcohol y de su ingesta mantenida en el tiempo. Por este motivo, durante las celebraciones navideñas es aconsejable mantener los mismos hábitos alimentarios seguidos a lo largo del año.

Algunos consejos para mantener una dieta saludable durante la Navidad son seguir la dieta Mediterránea, incluyendo en los menús todos los grupos de alimentos, en especial verduras, legumbres y fruta, apostar por los alimentos de calidad, no saltarse el desayuno, aumentar la ingesta de pescado en detrimento de la carne, compensar los excesos con comidas livianas, cocinar sencillo y con aceite de oliva y comer dulces solo de forma ocasional.

Entre los alimentos saludables que se pueden incluir en las comidas navideñas se encuentran el marisco como los langostinos, la langosta o las gambas, que contienen proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales, los mejillones y las almejas, que son bajos en grasas y una fuente importante de hierro, y el pescado azul como el atún, el salmón o la caballa, que es rico en proteínas y ácidos grasos omega 3. Tanto las setas como las verduras son ricas en fibra, minerales y vitaminas, y ayudan a equilibrar el exceso de grasas. Las carnes magras como el cerdo o el pavo tienen proteínas de alto valor y son bajas en grasas y ricas en vitaminas del grupo B y minerales. Finalmente, las frutas deshidratas, como las pasas y los higos, o las uvas aportan fibra, hierro y antioxidantes, mientras que los frutos secos son ricos en ácido fólico, magnesio, proteínas y ácidos grasos insaturados.

Incluir estos alimentos en las comidas navideñas ayuda a celebrar las Navidades con menús más saludables.