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Dieta apropiada para enfermos del riñón

Las enfermedades renales son un problema de salud pública importante. Su prevalencia está en aumento debido al progresivo envejecimiento de la población, y al aumento de numerosas patologías que afectan al riñón de forma crónica e irreversible, como la diabetes, la hipertensión arterial o la obesidad. Cuando hay una enfermedad renal los riñones no realizan sus funciones con normalidad y por lo tanto es recomendable modificar la alimentación controlando la ingesta de líquidos y algunos alimentos.

La dieta de las personas enfermas del riñón debe permitir mantener el equilibrio de los niveles de electrolitos, minerales y líquidos, y en los casos de personas con diálisis debe permitir reducir la acumulación de productos residuales en el cuerpo. Las recomendaciones para una dieta apropiada incluyen reducir el consumo de sal, potasio, fósforo y otros electrólitos, limitar los líquidos y asegurar una ingesta adecuada de proteínas, grasas e hidratos de carbono.

Reducir el consumo de sal y sodio ayuda a controlar la presión arterial y evita un mayor daño a los riñones. En general, la dieta debe contener menos de 2300 miligramos diarios de sodio. Para conseguirlo es recomendable comprar alimentos frescos y cocinarlos desde cero, evitando las conservas y los alimentos envasados altos en sodio. Es importante revisar las etiquetas con la información nutricional. Un valor diario de sodio menor o igual al 5% se considera bajo, mientras que un 20% o más es un alimento alto en sodio. Además, se debe evitar añadir sal a la comida así que para dar sabor se pueden usar hierbas y especias.

También se debe ajustar el consumo de proteínas, ya que su ingesta excesiva puede provocar un sobreesfuerzo a los riñones. Es recomendable comer porciones pequeñas de alimentos proteicos, como carnes magras, legumbres, huevos o lácteos. Asimismo, para prevenir el aumento de peso se debe evitar el exceso de grasas asegurando que estas sean saludables, y limitar el consumo de hidratos de carbono que preferiblemente deben proceder de cereales integrales, fruta y verdura.

Cada persona tiene unas necesidades nutricionales y calóricas específicas, que dependen de su edad, sexo, constitución corporal o nivel de actividad. Para asegurar una ingesta adecuada de nutrientes y calorías es recomendable acudir a un nutricionista o dietista, que ajustará la dieta en función de las necesidades diarias y el grado de la enfermedad renal.

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