La mayor parte de las personas con COVID19, la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, se recuperan completamente en pocas semanas. Sin embargo, se estima que entre un 10% y un 20% de las personas infectadas sigue presentando síntomas varias semanas después de la infección, incluso aquellas personas que han pasado una forma leve de la enfermedad, lo que ha sido denominado como “Covid persistente”, “Covid prolongado” o “pos-covid”.

Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, se considera “Covid persistente” la condición que presentan los individuos con historia probable o confirmada de infección por SARS-CoV-2, que normalmente se manifiesta unos tres meses desde la aparición del COVID19 con síntomas que duran como mínimo dos meses y no se pueden explicar con un diagnóstico alternativo.

Los síntomas más frecuentes incluyen la fatiga, la falta de aire y la disfunción cognitiva entre otros (tos, dolor articular, dolor en el pecho, palpitaciones, pérdida del olfato o el gusto, depresión o ansiedad), y generalmente tienen un impacto en el funcionamiento diario. Los síntomas pueden ser de nueva aparición después de la recuperación inicial de un episodio de COVID19 o persistir desde el inicio de la enfermedad, y pueden fluctuar o recidivar a lo largo del tiempo. 

Un estudio realizado en el Reino Unido afirmó que la prevalencia del Covid persistente era mayor entre las personas de 35 a 69 años, en chicas y mujeres, en personas que vivían en zonas desfavorecidas, en aquellas personas que trabajaban en los servicios de salud o sociales, y en aquellos con otras afecciones o discapacidades médicas que limitan la actividad. En la actualidad no existe ningún tratamiento de eficacia comprobada o guía de rehabilitación para las personas que padecen Covid persistente, el cual tienen un fuerte impacto en la calidad de vida y la capacidad de trabajar de las personas afectadas.