En 1992 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UNICEF instauraron de forma oficial la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra cada año del 1 al 7 de agosto en más de 120 países, y tiene como objetivo fomentar la lactancia materna y mejorar la salud de los bebés en todo el mundo. Debido a que esta primera semana de agosto suele formar parte del periodo vacacional, en Europa, incluida España, se acordó celebrar la Semana Mundial de la Lactancia Materna la semana 41 del año, coincidiendo con la semana que empezaría la lactancia si un embarazo comenzara el 1 de enero.

Con el lema “Proteger la lactancia materna: un compromiso de todas/os”, la campaña de este año se centra en como la lactancia materna contribuye a la supervivencia, salud y bienestar de todos, y la importancia de protegerla en todo el mundo. Los objetivos propuestos incluyen informar a las personas sobre la importancia de proteger la lactancia, anclar la lactancia materna como una responsabilidad vital de salud pública, interactuar con personas y organizaciones para lograr un mayor impacto y animar a la acción sobre la protección de la lactancia materna para mejorar la salud pública.

La lactancia materna aporta numerosos beneficios para el bebé, como la protección frente a una gran variedad de infecciones o frente al síndrome de muerte súbita del lactante, pero también para la madre, que tiene una recuperación más rápida después del parto y un menor riesgo de cáncer de mama y de ovario. Por este motivo, la OMS recomienda la lactancia materna como modo exclusivo de alimentación durante los seis primeros meses de vida y mantener la lactancia materna como mínimo hasta los dos años, complementada adecuadamente con otros alimentos.

Algunas de las recomendaciones para conseguir una lactancia con éxito incluyen colocar al recién nacido en el pecho de la madre justo después del parto hasta que haga la primera toma para establecer la lactancia, ofrecer el pecho a demanda, asegurar que el bebé vacía un pecho por completo antes de ofrecerle el otro para aprovechar así la composición cambiante de la leche, comprobar que el agarre y la succión son correctos para evitar las grietas en los pezones, evitar el uso de los chupetes y las tetinas al menos hasta las primeras cuatro a seis semanas y buscar asesoramiento o ayuda siempre que sea necesario.